Las cámaras de congelación almacenan alimentos a temperaturas muy bajas, generalmente por debajo de -18°C, para prolongar su vida útil y mantener calidad. Están bien aisladas y controlan la humedad para evitar la formación de hielo. Son esenciales para conservar la frescura y seguridad de los productos alimenticios a lo largo de la cadena de suministro.
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